Ministerio de Cultura no ha logrado limpiar el lugar donde se celebró la Feria del Libro
Escrito por: PILAR MORENO (pilarmoreno26@hotmail.com)
A más de una semana de haber concluido la Feria Internacional del Libro, las calles interiores y las áreas verdes de la Plaza de la Cultura permanecen llenas de casetas, cartones, hierros, alambres y desperdicios tirados por doquier, dando al lugar un aspecto arrabalizado, a pesar de que allí coexisten restaurantes, museos, cines y teatros. La situación contrasta con la pulcritud y el orden que deben existir en un lugar constantemente visitado por turistas nacionales y extranjeros, así como estudiantes de la geografía nacional.
La mayoría de las instituciones gubernamentales y privadas que montaron casetas para exhibir libros y otros productos durante la importante actividad cultural todavía no han acudido a retirarlas.
Otras, parece que iniciaron el retiro de sus instalaciones, pero dejaron en el lugar gran cantidad de tubos, cartones, letreros y varillas regados en todas las áreas.
A media mañana, ningún obrero se encontraba trabajando en el retiro de los desperdicios dejados por las miles de personas que durante una semana abarrotaron la Plaza de la Cutura.
Mientras los medios de comunicación anuncian la celebración de actividades artísticas y culturales en el Teatro Nacional, las áreas aledañas a esa majestuosa edificación permanecen sucias, impresentables.
El sucio arropa, también, las instalaciones del recientemente remozado restaurante Maniquí, el Museo Nacional de Historia Natural, el Museo de Historia y Geografía y la Biblioteca Nacional.
Además, el Museo del Hombre Dominicano, el Museo de Arte Moderno, la Cinemateca Nacional.
El área verde se observa muy maltratada luego de que miles de personas la pisaran sin ninguna contemplación.
Las condiciones en que quedó la Plaza de la Cultura luego de terminada la Feria del Libro llena de asombro a las personas que constantemente usan sus espacios para ejercitarse.
Otros capitaleños aprovechan sus grandes árboles como un pulmón natural en medio de la gran contaminación que existe en la ciudad.
“En estas circunstancias no es posible ejercitarse tranquilamente, ni visitar el lugar. El ambiente luce muy contaminado en estas condiciones”, afirmó Alfredo Hernández, un vecino de la Plaza de la Cultura que acostumbra a sentarse bajo los árboles a respirar aire puro.
Tampoco es posible correr o caminar con tranquilidad, sin tropezar peligrosamente con alguno de los obstáculos tirados en cualquier espacio.
El hecho afecta a los empleados de las instituciones que allí operan, quienes apenas encuentran donde estacionar sus vehículos y transitar sin correr el riesgo de lastimarse con algún tubo.
UN APUNTE
Contraste
Mientras los medios de comunicación anuncian la celebración de actividades artísticas y culturales en el Teatro Nacional, las áreas aledañas a esa majestuosa edificación permanecen sucias, con un aspecto impresentable.
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