Caracas, Venezuela.- La decisión del líder opositor Henrique Capriles de impugnar los resultados de los comicios del 14 de abril y de no participar de la auditoría del proceso electoral en el caso de que no se cumplan las condiciones que demandó, ha crispado las tensiones en el país, mientras el oficialismo insiste en acusar a opositores de promover planes de desestabilización. La posibilidad de que la crisis política que enfrenta el país encuentre un camino de distensión se alejó cuando Capriles anunció la víspera que impugnará legalmente la votación ante la negativa de las autoridades electorales de auditar las papeletas, las actas y los cuadernos de votación.
El directivo electoral, Vicente Díaz, dijo el viernes que en las próximas horas la directiva del Consejo Nacional Electoral anunciará al país los términos de la auditoría que se realizará en las siguientes semanas y adelantó que el proceso no incorporará la revisión exhaustiva de los cuadernos de votación, tal como lo había exigido la oposición. Díaz indicó a la prensa que Capriles “está en su legítimo derecho” de exigir la auditoría exhaustiva de los cuadernos de votación porque eso le permitiría determinar si hay inconsistencia con los electores que sufragaron e impugnar la votación.
El directivo confirmó que el organismo ha recibido una enorme cantidad de denuncias de presuntas irregularidades que están siendo procesadas, pero insistió en que hasta el momento no tiene ninguna razón para dudar de los resultados electorales.
El oficialismo
Mientras la oposición mantiene la pugna electoral y la postura de desconocer a Maduro como presidente, el oficialismo también ha recrudecido los ataques contra algunos adversarios del gobierno que son señalados como los promotores de planes desestabilizadores. Un estadounidense fue acusado el jueves de crear agitación a nivel nacional en un plan en el que estaría vinculado un grupo de jóvenes opositores.