Texas, EE.UU. (AP).- El asesino convicto Rodrigo Hernández fue ejecutado el jueves por el rapto, violación y estrangulación de una mujer de 38 años en la ciudad de San Antonio hace 18 años. La inyección letal le fue aplicada aproximadamente dos horas y medias después de que la Corte Suprema de Estados Unidos rechazara una apelación para impedir el castigo. De acuerdo con un testigo, Hernández, de 38 años, dijo en la cámara de la muerte: "Estoy listo. Más vale que se den prisa".
Mientras las drogas letales comenzaron a hacer efecto, dijo "me voy a dormir. Los veo después. Esta cosa apesta, hombre". Hernández fue declarado muerto 10 minutos después, a las 6:19 de la tarde. Hernández fue condenado por la muerte de Susan Verstegen, una empleada de la empresa fabricante de botanas Frito-Lay.
Ella fue atacada en un área de almacenes detrás de un supermercado y su cadáver fue encontrado tirado en un barril de basura detrás de una iglesia en San Antonio. El asesinato de 1994 quedó sin resolver durante ocho años hasta que Hernández tuvo que entregar una muestra de ADN que llegó a una base nacional de datos.
El ADN lo vinculó con la muerte de Verstegen. Más recientemente, los avances en tecnología genética también relacionaron a Hernández con la muerte de una indigente de 77 años en Michigan. Hernández insistió en que era inocente de ambos crímenes, al decir al diario The San Antonio Express-News en una entrevista reciente que su abuela, quien lo crió, le enseñó a respetar a las mujeres.