Por: José Rafael Sosa para elnacional.com.do
El ímpetu popular y militar constitucionalista que arrancó el 24 de Abril, aun sin el coronel Francisco Alberto Caamaño a la cabeza, arrinconaba el reducto de los militares golpistas arrinconados en la Base de San Isidro, de Fuerza Aérea Dominicana, donde el liderazgo castrence de Elías Wessin y Wessin representaba la oposición armada más definida ante el avance de las fuerzas que propugnaban por el retorno de Juan Bosch al poder y la restitución de la Constitución de 1963.
El análisis más elemental apunta a una victoria militar y civil de los constitucionalistas y a un retorno al poder de Juan Bosch, posibilidad que aterraba a los Estados Unidos, responsables en última instancia del golpe de estado que lo sacó del poder.
La segunda intervención militar norteamericana, que cumple mañana 46 años, cambió por la fuerza de las armas el curso de un movimiento constitiucionalista que pudo haber transformado la historia que se inició con del derrocamiento del gobierno de siete meses de Bosch en 1963.
Previo a la intervención, los militares golpistas encabezados por los generales Elías Wessin y Wessin y Antonio Imbert Barreras, con los auspicios del embajador norteamericano William Tapley Bennett crearon una Junta Militar, presidida por el coronel Pedro B. Benoit como contrapartida política a la presidencia de Caamaño.
La guerra civil estaba planteada y el avance de los constitucionalistas, apoyados en la adhesión de tropas militares y policiales que se sumaron al movimiento, estimuladas por el respaldo popular que comenzó a manifestarse desde la comunidad civil, planteó la necesidad de frenar militarmente la iniciativa a favor de Bosch.
La Junta Militar que montó Estados Unidos en San Isidro, con el coronel Pedro Bartolomé Benoit a la cabeza, pidió el envío de “ayuda” al gobierno de Lyndon B. Johnson en Estados Unidos.
Conservador y anticomunista, Lyndon Johnson, agitando la bandera anticomunista vista la proximidad geográfica e ideológica de Cuba con los grupos de izquierda, levanta la excusa de "salvar vidas de norteamericanos en el país" y ordena la intervención de 42 mil 420 marines norteamericanos, muchos más que los 26 mil que tenía en Vietnam.
El papel de Martin
El 30 de abril llegó al país el delegado político de ocupación, John Bartlow Martin, que disolvió la Junta Militar presidida por Benoit y creó el Gobierno de Reconstrucción Nacional, presidido por el general Imbert Barreras.
Tras la creación del Gobierno de Reconstrucción Nacional y con las tropas norteamericanas en suelo dominicano, la guerra civil entre dominicanos se convirtió entonces en Guerra Patria.
Las tropas norteamericanas, superada ya la excusa inicial del salvamento de ciudadanos de ese país, se orientaron militarmente contra el sector constitucionalista, pese a que los generales interventores habían prometido mantenerse al margen del conflicto interno.
Particularmente triste fue el papel de la Organización de Estados Americanos (OEA), que se prestó a dar un perfil de “fuerza interamericana de paz” a los interventores norteamericanos, agregando tropas de Brasil y otros países latinoamericanos para cubrirse el refajo. La OEA se “quemó” en Santo Domingo en 1965.
El final
El 30 de agosto de 1965, tras confrontacione, escaramuzas e intentos de acuerdos entre las fuerzas invasoras y los militares y políticos constitucionalistas, se llega a un acuerdo de paz con la participación de la OEA, con la la firma del Acta Institucional que acuerda crear un gobierno provisional presidido por Héctor Garcia Godoy.
Como parte del acuerdo, se convoca a elecciones para el año siguiente de 1966, certamen electoral que habría de ganar Joaquín Balaguer con el obvio respaldo de los Estados Unidos y en cuyo proceso se limitó la campaña de Bosch para impedirle el regreso al poder.
UN APUNTE
Fue la segunda
La primera intervención norteamericana fue una afrenta a la soberanía nacional. La toma de la ciudad de Santo Domingo se inició en Mayo de 1916 y permanecería durante ocho años, hasta 1924. El desembarco se produjo simultáneamente por las ciudades de Montecristi y Puerto Plata Entre los combates iniciales de los dominicanos en rechazo a la intervención resalta la batalla de La Barranquita