( r.corporan@hoy.com.do)
En esta fecha ya comienza a soplar una brisa fría en Salcedo, como aquella mañana en que las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal salieron de su casa para encontrarse con la eternidad.
Pero en el que fuera su último hogar muchas cosas aún se mantienen intactas, y reflejan cómo era la vida de campo en los años 50, cuando fue construida esa casa donde habitaron los últimos 10 meses de su vida.
Hasta ahora sólo el piso y el techo de zinc se han modificado en la casa de block y madera que hoy es el Museo Hermanas Mirabal. Y en su interior, el recuerdo de las heroínas se mantiene vivo a través de objetos que les pertenecieron y que reflejan sus refinados gustos, a pesar de ser mujeres de campo.
Finas vajillas, vestidos de talle alto y faldas circulares, propio de los años 50, sus bordados de la escuela y hasta un calentador de agua, definen distintas etapas en la vida de la familia. Otros no son agradables: el paño con que fue limpiada su sangre al encontrarlas muertas y las carteras, el zapato y otras pertenencias que halló la Policía en el lugar del crimen. Cada elemento es vital para contar la historia de las Mariposas.
Detalles con personalidad.
A Patria le encantaba coleccionar. Muestra de ello son sus colecciones de tazas de porcelana y zapatitos que se conservan en la casa museo. Sus dibujos de carboncillo hacen contraste con las pinturas al óleo de Minerva, la aguerrida y romántica que Dedé, la hermana sobreviviente, recuerda cuando recitaba poemas en el jardín.
“A veces, cuando me pongo a desayunar, veo a Minerva recitando. Fue una mujer muy avanzada para su época pero muy romántica. La recuerdo mucho con un vestidito de rayitas blancas y negras, en el jardín”, dijo Dedé refiriéndose al jardín de la casa natal en Ojo de Agua, donde Minerva también dejó sus recuerdos. Con sus propias manos, colocó un empedrado con yerbas en la parte trasera de la casa, donde están las begonias que Patria sembró.
A María Teresa la “ve” menos. La recuerda en la casa donde hoy está el Museo, moviendo sus trenzas al aire al cruzar del patio a la cocina. La larga trenza de cabellos negros, que nunca fue cortada hasta que Dedé decidió conservar cuando murió su hermana, es otro de los recuerdos que allí se conservan.
Sobre el comedor de Mercedes Reyes (doña Chea), la madre de las cuatro hermanas, se exhibe la cristalería de colores de María Teresa. En la cocina, una “moderna” estufa que funcionaba con carbón, servía para cocinar la comida de la familia. Otros objetos como varios molinos de carne manuales llaman la atención de quien visita el Museo. De esos años sobrevive una nevera de gas que perteneció a Minerva.
Tres paradas en Salcedo. El Museo Hermanas Mirabal está ubicado en el kilómetro 4 de la carretera Salcedo-Tenares. Unos metros antes de llegar al Museo se indica la entrada a Conuco, que lleva hacia las ruinas de la casa de Patria Mirabal, donde se diseñó un hermoso jardín para recordar a las hermanas. En Ojo de Agua está la casa natal donde aún vive doña Dedé y al frente la Plazoleta Hermanas Mirabal.